Estas son las palas de mi bisabuelo, de una época en que cada uno tenía que fabricarse sus herramientas con sus propias manitas. Si uno se fija, se leen sus iníciales en ellas.
Qué arte tenía mi bisabuelo!
Se encuentran en el interesantísimo museo etnográfico Joaquín Sainz de Rozas de Soba, que tuvimos a bien visitarlo (1 año ha) después del entierro de mi abuela en Santayana, y en donde me entretuve haciendo infinidad de fotos.
El museo tiene web:
http://www.cantabriajoven.com/soba/museo/museo.html
A mi me apasionan estos sitios. No me importaría que me dejaran un día encerrada dentro con la única intención de curiosear a mi aire. La misma sensación que cuando entro a una librería de viejo de esas con estanterías de madera repletas del suelo al techo y en las que, a veces, se vislumbra en la parte trasera una puertecita que una imagina abarrotada de libros y más libros, deseando ponerme las manos negras de rebuscar entre los montones…Quién sabe las joyas que puede haber allí dentro!
Una vez me planeé una tarde de esas de escudriñe en una librería atendida por una viejuca cercana a la plaza de Cascorro en pleno rastro. Cuando llegué, la señoruca se encontraba sentada en una sillita a la puerta de la tienda abanicándose, tan ricamente ella (era julio en Madrid, con eso lo digo todo). Yo había llegado prontito para disponer de toda la tarde, y ya me encontraba del todo emocionada al haber descubierto que cuando retirabas un libro de una estantería…detrás había otro!!! cuando a los 15 minutos escasos me dice la señora: “voy a cerrar ya!!”
Me contuve para no pedirle que me dejara a mi allí dentro…
Qué arte tenía mi bisabuelo!
Se encuentran en el interesantísimo museo etnográfico Joaquín Sainz de Rozas de Soba, que tuvimos a bien visitarlo (1 año ha) después del entierro de mi abuela en Santayana, y en donde me entretuve haciendo infinidad de fotos.
El museo tiene web:
http://www.cantabriajoven.com/soba/museo/museo.html
A mi me apasionan estos sitios. No me importaría que me dejaran un día encerrada dentro con la única intención de curiosear a mi aire. La misma sensación que cuando entro a una librería de viejo de esas con estanterías de madera repletas del suelo al techo y en las que, a veces, se vislumbra en la parte trasera una puertecita que una imagina abarrotada de libros y más libros, deseando ponerme las manos negras de rebuscar entre los montones…Quién sabe las joyas que puede haber allí dentro!
Una vez me planeé una tarde de esas de escudriñe en una librería atendida por una viejuca cercana a la plaza de Cascorro en pleno rastro. Cuando llegué, la señoruca se encontraba sentada en una sillita a la puerta de la tienda abanicándose, tan ricamente ella (era julio en Madrid, con eso lo digo todo). Yo había llegado prontito para disponer de toda la tarde, y ya me encontraba del todo emocionada al haber descubierto que cuando retirabas un libro de una estantería…detrás había otro!!! cuando a los 15 minutos escasos me dice la señora: “voy a cerrar ya!!”
Me contuve para no pedirle que me dejara a mi allí dentro…
2 comentarios:
Creo que en este blog voy a aprender muchisimo.
Un saludo.
Hola Diana!
Muchas gracias por la visita y por el comentario.
Comparto contigo ese pequeño placer que supone ponerse las manos perdidas rebuscando entre los pequeños tesoros que esconden esas librerías ;)
Hace poco tuve oportunidad de hacerlo en una que solo tenía literatura juvenil e infantil y... ¡me tuvieron que sacar casi a la fuerza! jeje
Un saludo, Giraluna.
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