jueves, 25 de marzo de 2010

A menudo, cuando mi santo y yo nos separamos, ya sea por algún viaje, o simplemente porque cada uno se va por su lado a trabajar, o incluso cuando saco a Maruca por la noche es tarde y me da miedo, o incluso-incluso (como decía un profesor), a veces antes de dormir -porque no deja de ser otra clase de "separación"- le digo que si no nos volvieramos a ver que sepa que soy y he vivido muy feliz con él...(y bla, bla bla...cosas "cursis").


Aunque reconozco que puede ser algo macabro (a él se lo parece), me causa verdadera angustia el hecho de que cualquier accidente pueda ocurrir y no haya habido ningún tipo de despedida...

Una amiga ayer mismo, por otras circunstancias bien distintas, bastante más lógicas y sobre todo más serias que las tonterias mencionadas por mí, me expresaba la misma preocupación y me encontré diciéndola: "...y es que uno no puede andar despidiéndose cada vez que sale de casa por la posibilidad de que algo ocurra"

Pero tengo justificación: trataba de evitar que una amiga-hermana se hundiera en pensamientos todavía más tristes.

***
Hoy, dentro de la pena y la emoción, estaba feliz y con el alma aliviada: al final ha podido decirle todo lo que deseaba decirle...


No hay comentarios:

 
Free counter and web stats