viernes, 19 de noviembre de 2010

El otro día, cuando volvía casa del paseo de Maruca, abrí la puerta del portal a un chico que llevaba un manojo de folletos de propaganda. Yo subí a casa pensando en qué tonta, que tenía que haberle dicho que lo dejara en el buzón exterior. Qué pardilla.

Cuando a los 5 minutos salí de casa para ir al trabajo, ví que había uno de esos folletitos en todos los buzones...


...menos en el mío.

¿?

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