viernes, 10 de mayo de 2013

El olor del serrín



Recuerdo el camino que subía a la carpintería. Jugar en la montaña de serrín y con los tacos de la madera sobrante. Recuerdo el jardín y sobre todo el sauce llorón. La cuadra, a mitad de camino entre la casa y la carpintería, a la que nunca entraba por oscura. Recuerdo a Laica la Pastor Alemán siempre enfurecida con los visitantes, recuerdo los regalos que me hacía mi madrina en mis cumpleaños, recuerdo la olla en la chimenea y las extrañas jarras alemanas de cerveza esmaltadas en lo alto del armario del comedor. Y el reloj de péndulo, que me fascinaba. También me acuerdo de las figuritas de porcelana en la entrada con atuendos del siglo XVIII recreando escenas románticas.

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