lunes, 8 de septiembre de 2025
Memento mori
Hay cierta anécdota doméstica, que, cada vez que la recuerdo, me hace reír a carcajadas. Verdaderos ataques de risa: que me quedo sin aire de la que me va a saltar la carcajada, y hay un momento que hasta lo paso mal hasta que, por fin, arranca. De que te tienes que doblar porque duelen los músculos abdominales.
Esto no lo digo, pero me da por pensar que podría morir en ese momento, pero qué bien que es riendo.
Cuando consigo recomponerme, varios minutos después, quiero creer que mi vida se habrá alargado cinco años, por lo menos, gracias a la risa.
Y esto me viene bien, porque se me ha metido en la cabeza, y no sé cómo sacarlo, que voy a morir joven.
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