Ay! qué asco, qué espantoso
ver a Pedrito el Greñoso!
Sus uñas desmesuradas,
nunca le fueron cortadas.
Ni su pelo fue peinado.
En fin,
que parece un puercoespín.
Como de algo apestoso,
huid de Pedro el Greñoso!
Traducción en castellano (al menos en la edición que conservamos en mi casa) del cuento tradicional alemásn Der Struwwelpeter. La de veces que debí leer estos cuentos, a pesar de lo macabros que eran, que todavía recuerdo de memoria estas estrofas del comienzo.
Esta serie de cuentos destinados a aleccionar a los niños, fueron escritos (y creo que ilustrados originariamente también) por Heinrich Hoffmann en 1845. Él mismo contaba cómo surgieron de su imaginación:
En la Navidad de 1844, buscaba un regalo para mi hijo pequeño, de tres años y medio. Quería un libro ilustrado, que correspondiese a la edad de aquel pequeño ciudadano del mundo, pero todo lo que veía no me decía nada; libros con dibujos de piratas, de animales, de sillas y de mesas. Historias largas y bobas que tras múltiples exhortos, concluían con la moraleja explícita: Los niños deben ser siempre buenos o Los niños deben ser limpios o decentes, o justos, etc.(...) Finalmente, tomé un cuaderno en blanco y le dije a mi esposa: 'Le voy a hacer al niño el libro ilustrado que necesita'. El niño aprende viendo, le entra todo por los ojos, comprende lo que ve. No hay que hacerle advertencias morales. Cuando le dicen: Lávate; Cuidado con el fuego; Deja eso; ¡Obedece!, para el niño son conceptos sin sentido. Pero el dibujo de un desarrapado, sucio, de un vestido en llamas, la imagen de la desgracia le instruye más que todo lo que se pueda decir con las mejores intenciones. Por eso es cierto el refrán que dice: El gato escaldado huye».
Pedro el Greñoso era el que no se aseaba.
El que no queria tomarse la sopa quedó así.

Esto le ocurrió a Paulina por jugar con cerillas


o ésto al niño que se chupaba los pulgares...


Y más...
Recuerdo que a pesar de lo desagradable no sólo de las historias , sino de las ilustraciones que lo acompañaban -que son magníficas, por otro lado- creo que este libro fue de los más leídos en mi infancia tanto por mí como por mis hermanos y nunca tuvimos pesadillas con ellas.
Aunque ahora que lo pienso, yo he desarrollado un sentido de la precaución en todos los aspectos de la vida que hay quien considera que roza lo patológico...será ésto consecuencia de "ciertas" lecturas de mi infancia?
La inquietante ilustración de Pedro el Greñoso con la que comienzo esta entrada es una de las que aparecen en la edición que teníamos (y conservamos) en casa, y de la que es autora Mercè Llimona, y son infinitamente mejores que estas que hizo el autor, pero hay que admitir que le quedaron bien...