viernes, 9 de octubre de 2009

Mara.

Antes de ayer a eso de las 23:30 cayó una tormenta de espanto en Madrid. Justo cuando me disponia a sacar a Maruca. Aún así lo hice -porque era muy tarde, la mi pobre. La tormenta daba miedo, los rayos sobre nuestras cabezas, y el estruendo como si fuera a derrumbarse algun edificio así que salí del portal pero anduve pegadita al bloque. Le solté, pobrezuca, y poco después, ya lo sabía, tuve que ir detrás porque ni caso hace cuando no le interesa.

Cuando llueve de esa manera, sólo cuando llueve torrencialmente insisto, le pongo una especie de capa impermeable para que no se cale. Es bastante ridicula, a pesar de ser lo más discreto que he podido encontrar, y me tiro todo el paseo riéndome porque con ella puesta y la mirada que me echa me recuerda a alguien:



Me mira igual!

Antes de salir le saqué una foto y todo...(para el recuerdo). Los perrucos también tienen dignidad -en ocasiones más que muchos- así que me abstendré de ponerla por aquí.

También suelo compararle con aquel perro que borraba el camino de Alicia en el Tulgey Wood, pero porque anda sin levantar la mirada y no hace más que husmear y husmear haciendo el mismo sonido.

Cómo me gusta a mí esta película.

Este puente lo paso en Santander. Espero que no llueva.

2 comentarios:

OPIÜM dijo...

Los perros tienen todos mas dignidad que cualquier persona...
Ayer salí a pasear con el mio por el Paseo Marítimo y no se que le pasó..pero a todo trance se dirigia a un banco donde estaba una señora sentada..la señora estaba triste y empezó a hacerle ruidos...hasta que me le llevé...
Pásalo bien por Santander je.

Diana. dijo...

Intuiría algo el animaluco, no sé. La mía también se queda a veces con la mirada (y el resto de sentidos) fija en extraños.
Lo pasaré bien, de eso no cabe duda. Que pases un buen fin de semana tu tambien.

 
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